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jueves, 31 de diciembre de 2015

"En tu presencia cada día" - Jueves 31 de diciembre 2015

JUEVES - DIA VII INFRAOCTAVA DE NAVIDAD
Del Propio de la Fiesta.

31 de diciembre 


LAUDES
(Oración de la mañana)

INVOCACIÓN INICIAL
V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza
INVITATORIO
Ant. A Cristo, que por nosotros ha nacido, venid, adorémosle. 

Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA

Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.

Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.

Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.

Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.

Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Himno: UN TAN HERMOSO DONCEL
Un tan hermoso Doncel
hoy ha nacido en el suelo,
que la luna y sol del cielo
no lucen delante de él.

Es un Niño en quien se halla
hermosura tan sin par,
que no se pueden hartar
los ángeles de miralla.

Y aun lo menos que hay en él
es lo que mostró en el suelo,
pues la luna y sol del cielo
no lucen delante de él.

Nació este hermoso Doncel
de una graciosa Doncella,
después de Dios la más bella
de todo lo que no es él.

Como al fin Madre de aquel
que es Rey del cielo y del suelo,
y que las lumbres del cielo
no lucen delante de él.

Al Padre, al Hijo, al Amor,
alegres cantad, criaturas,
y resuene en las alturas
toda gloria y todo honor. Amén.
SALMODIA
Ant 1. «¿A quién habéis visto, pastores? Hablad, contádnoslo, ¿quién se ha aparecido en la tierra?» «Hemos visto al recién nacido y a los coros de ángeles alabando al Señor.» Aleluya.
SALMO 62, 2-9 - EL ALMA SEDIENTA DE DIOS
¡Oh Dios!, tú eres mi Dios, por ti madrugo,
mi alma está sedienta de ti;
mi carne tiene ansia de ti,
como tierra reseca, agostada, sin agua.

¡Cómo te contemplaba en el santuario
viendo tu fuerza y tu gloria!
Tu gracia vale más que la vida,
te alabarán mis labios.

Toda mi vida te bendeciré
y alzaré las manos invocándote.
Me saciaré de manjares exquisitos,
y mis labios te alabarán jubilosos.

En el lecho me acuerdo de ti
y velando medito en ti,
porque fuiste mi auxilio,
y a la sombra de tus alas canto con júbilo;
mi alma está unida a ti,
y tu diestra me sostiene.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. «¿A quién habéis visto, pastores? Hablad, contádnoslo, ¿quién se ha aparecido en la tierra?» «Hemos visto al recién nacido y a los coros de ángeles alabando al Señor.» Aleluya.

Ant 2. El ángel dijo a los pastores: «Os anuncio una gran alegría: hoy os ha nacido el Salvador del mundo.» Aleluya.
Cántico: TODA LA CREACIÓN ALABE AL SEÑOR - Dn 3, 57-88. 56
Creaturas todas del Señor, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.

Ángeles del Señor, bendecid al Señor;
cielos, bendecid al Señor.

Aguas del espacio, bendecid al Señor;
ejércitos del Señor, bendecid al Señor.

Sol y luna, bendecid al Señor;
astros del cielo, bendecid al Señor.

Lluvia y rocío, bendecid al Señor;
vientos todos, bendecid al Señor.

Fuego y calor, bendecid al Señor;
fríos y heladas, bendecid al Señor.

Rocíos y nevadas, bendecid al Señor;
témpanos y hielos, bendecid al Señor.

Escarchas y nieves, bendecid al Señor;
noche y día, bendecid al Señor.

Luz y tinieblas, bendecid al Señor;
rayos y nubes, bendecid al Señor.

Bendiga la tierra al Señor,
ensálcelo con himnos por los siglos.

Montes y cumbres, bendecid al Señor;
cuanto germina en la tierra, bendiga al Señor.

Manantiales, bendecid al Señor;
mares y ríos, bendecid al Señor.

Cetáceos y peces, bendecid al Señor;
aves del cielo, bendecid al Señor.

Fieras y ganados, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.

Hijos de los hombres, bendecid al Señor;
bendiga Israel al Señor.

Sacerdotes del Señor, bendecid al Señor;
siervos del Señor, bendecid al Señor.

Almas y espíritus justos, bendecid al Señor;
santos y humildes de corazón, bendecid al Señor.

Ananías, Azarías y Misael, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.

Bendigamos al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo,
ensalcémoslo con himnos por los siglos.

Bendito el Señor en la bóveda del cielo,
alabado y glorioso y ensalzado por los siglos.

No se dice Gloria al Padre.

Ant. El ángel dijo a los pastores: «Os anuncio una gran alegría: hoy os ha nacido el Salvador del mundo.» Aleluya.

Ant 3. Hoy nos ha nacido un niño que se llamará Dios poderoso. Aleluya.
Salmo 149 - ALEGRÍA DE LOS SANTOS
Cantad al Señor un cántico nuevo,
resuene su alabanza en la asamblea de los fieles;
que se alegre Israel por su Creador,
los hijos de Sión por su Rey.

Alabad su nombre con danzas,
cantadle con tambores y cítaras;
porque el Señor ama a su pueblo
y adorna con la victoria a los humildes.

Que los fieles festejen su gloria
y canten jubilosos en filas:
con vítores a Dios en la boca
y espadas de dos filos en las manos:

para tomar venganza de los pueblos
y aplicar el castigo a las naciones,
sujetando a los reyes con argollas,
a los nobles con esposas de hierro.

Ejecutar la sentencia dictada
es un honor para todos sus fieles.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Hoy nos ha nacido un niño que se llamará Dios poderoso. Aleluya.
LECTURA BREVE   Is 4, 2-3
Aquel día, el vástago del Señor será joya y gloria, fruto del país, honor y ornamento para los supervivientes de Israel. A los que queden en Sión, a los restantes en Jerusalén, los llamarán santos: serán inscritos para vivir en Jerusalén.
RESPONSORIO BREVE
V. El Señor revela su salvación. Aleluya, aleluya.
R. El Señor revela su salvación. Aleluya, aleluya.

V. Los confines de la tierra la han contemplado.
R. Aleluya, aleluya.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. El Señor revela su salvación. Aleluya, aleluya.
CÁNTICO EVANGÉLICO

Ant. Se dejó ver con el ángel una multitud del ejército celestial, que alababa a Dios, cantando: «Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor.» Aleluya.
Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR      Lc 1, 68-79
Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.

Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.

Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. 
Se dejó ver con el ángel una multitud del ejército celestial, que alababa a Dios, cantando: «Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor.» Aleluya.
PRECES
Oremos a Cristo, cuya gracia ha aparecido a todos los hombres, y digámosle con humilde confianza:

Señor, ten piedad de nosotros.

Oh Cristo, nacido del Padre antes de todos los siglos, reflejo de su gloria e impronta de su ser, que sostienes el universo con tu palabra,
te pedimos que vivifiques nuestro día con tu Evangelio.

Tú que naciste en el momento culminante de la historia, para salvación del género humano y liberación de toda creatura,
concede a todos los hombres la verdadera libertad.

Tú que, siendo Hijo consubstancial del Padre, engendrado antes de la aurora quisiste nacer en Belén, para que se cumplieran las Escrituras,
haz que tu Iglesia realice los planes del Padre viviendo en pobreza.

Tú que eres Dios y hombre, Señor de David y también hijo suyo, miembro del pueblo de Israel y enviado a todas las naciones,
haz que Israel te reconozca como su Mesías y que los pueblos de la tierra entren en tu Iglesia.
Se pueden añadir algunas intenciones libres

Alegres porque Jesucristo nos ha hecho hijos de Dios, digamos:
Padre nuestro...

ORACION
Dios todopoderoso y eterno, que en el nacimiento de tu Hijo nos has dado la fuente y la cumbre de toda religión, concédenos contarnos siempre en el rebaño de aquel en quien está la salvación de todo el género humano. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.


Epístola I de San Juan 2,18-21. 
Hijos míos, ha llegado la última hora. Ustedes oyeron decir que vendría el Anticristo; en realidad, ya han aparecido muchos anticristos, y por eso sabemos que ha llegado la última hora.
Ellos salieron de entre nosotros, sin embargo, no eran de los nuestros. Si lo hubieran sido, habrían permanecido con nosotros. Pero debía ponerse de manifiesto que no todos son de los nuestros.
Ustedes recibieron la unción del que es Santo, y todos tienen el verdadero conocimiento.
Les he escrito, no porque ustedes ignoren la verdad, sino porque la conocen, y porque ninguna mentira procede de la verdad.



Salmo 96(95),1-2.11-12.13. 
Canten al Señor un canto nuevo,
cante al Señor toda la tierra;
canten al Señor, bendigan su Nombre,
día tras día, proclamen su victoria.

Alégrese el cielo y exulte la tierra,
resuene el mar y todo lo que hay en él;
regocíjese el campo con todos sus frutos,
griten de gozo los árboles del bosque.

Griten de gozo delante del Señor,
porque él viene a gobernar la tierra:
Él gobernará al mundo con justicia,
y a los pueblos con su verdad.





Evangelio según San Juan 1,1-18. 
Al principio existía la Palabra, y la Palabra estaba junto a Dios, y la Palabra era Dios.
Al principio estaba junto a Dios.
Todas las cosas fueron hechas por medio de la Palabra y sin ella no se hizo nada de todo lo que existe.
En ella estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres.
La luz brilla en las tinieblas, y las tinieblas no la percibieron.
Apareció un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan.
Vino como testigo, para dar testimonio de la luz, para que todos creyeran por medio de él.
El no era la luz, sino el testigo de la luz.
La Palabra era la luz verdadera que, al venir a este mundo, ilumina a todo hombre.
Ella estaba en el mundo, y el mundo fue hecho por medio de ella, y el mundo no la conoció.
Vino a los suyos, y los suyos no la recibieron.
Pero a todos los que la recibieron, a los que creen en su Nombre, les dio el poder de llegar a ser hijos de Dios.
Ellos no nacieron de la sangre, ni por obra de la carne, ni de la voluntad del hombre, sino que fueron engendrados por Dios.
Y la Palabra se hizo carne y habitó entre nosotros. Y nosotros hemos visto su gloria, la gloria que recibe del Padre como Hijo único, lleno de gracia y de verdad.
Juan da testimonio de él, al declarar: "Este es aquel del que yo dije: El que viene después de mí me ha precedido, porque existía antes que yo".
De su plenitud, todos nosotros hemos participado y hemos recibido gracia sobre gracia:
porque la Ley fue dada por medio de Moisés, pero la gracia y la verdad nos han llegado por Jesucristo.
Nadie ha visto jamás a Dios; el que lo ha revelado es el Hijo único, que está en el seno del Padre. 


Reflexión:

1Jn. 2, 18-21. El Verbo, el Hijo de Dios, se hizo carne y puso su tienda de campaña en medio de la nuestra: habitó entre nosotros, no como un extraño, ni como un fenómeno, sino en la realidad de nuestra carne mortal. Quien niegue a Cristo, Hijo de Dios hecho uno de nosotros, pertenece al anticristo, pues sus errores no sólo los dirá con los labios, sino con una vida contraria al amor, a la verdad, a la santidad, a la misericordia que Dios nos manifestó por medio de su propio Hijo. No basta estar bautizado para ser hijo de Dios, es necesario que nuestras obras sean el mejor testimonio de que en verdad Dios permanece en nosotros y nosotros en Dios, pues si no creen a nuestras palabras, que crean por nuestras obras; ellas dan testimonio de que en verdad venimos de Dios.

Sal. 96 (95). El Señor llega como Rey a gobernar a todas las naciones. No viene a destruirnos, sino a darnos su paz, a ayudarnos a caminar en la justicia y en la rectitud. Por medio de su Hijo hecho uno de nosotros, el Padre Dios nos ha hechos sus hijos y nos ha llenado de gozo, pudiendo elevar un canto nuevo al Señor. Ese canto nuevo, que viene a dejar atrás nuestras voces destempladas a causa del pecado, brota de la presencia de su Espíritu en nosotros. ¿Cómo no llenarnos de alegría cuando sabemos que el Señor no sólo vino a perdonarnos nuestros pecados, sino a elevarnos a la dignidad de hijos de Dios? Que incluso la naturaleza se regocije, pues, junto con nosotros, también ella debe verse liberada de todo aquello que la había convertido en motivo de esclavitud para el hombre, y, por tanto, en signo de maldad, de destrucción y de muerte. Quien vive bajo el régimen del pecado continuará siendo un malvado, un destructor y un egoísta. Abramos nuestro corazón a Dios para que en Él encontremos el perdón de nuestros pecados, la salvación y el gozo eterno.

Homiliacatolica.com

La dimensión del hombre para concluir el año

Nos convendrá leer de cuando en cuando este prólogo del Evangelio de san Juan, para intentar, con la Gracia de Dios, calar más y más en su sentido, de modo que alcancemos un conocimiento progresivamente más completo de cómo han sido las cosas en el mundo –las verdaderamente fundamentales–, y de lo que somos y podemos llegar a ser por la voluntad de Dios. Posiblemente es buen momento ahora, que concluimos un año más de nuestra vida –esta vida que va pasando– y estamos a punto de comenzar el siguiente, en el que deseamos ser más conscientes aún del sentido y valor de nuestra existencia.

Muy frecuentemente nos invita a la Iglesia a meditar la Sagrada Escritura, para que incorporemos más y más es nuestra vida la incuestionable verdad de que todo procede de Dios: Todo fue hecho por él, y sin él no se hizo nada de cuanto ha sido hecho, nos dice san Juan. Pues, si agradecemos a un amigo un regalo, un favor, una ayuda... y, de algún modo, nos sentimos obligados con él, cuánto más nos sentiremos agradecidos y querremos corresponder a Dios, por quien existimos y es el principio de todo enriquecimiento ulterior.

Advierte el evangelista san Juan enseguida, que no todos aceptan esta verdad ni reconocen a Dios, a pesar de ser la luz verdadera, que ilumina a todo hombre, que viene a este mundo. Para reconocer a Dios en Jesucristo necesita el hombre una regeneración peculiar, que equivale a un nuevo nacimiento. Esta es una enseñanza repetidamente presente en este cuarto evangelio. De diversos modos y en distintos momentos, recoge san Juan palabras de Jesús con las que afirma que la dimensión vital propia del hombre no es sólo humana. El Evangelio, la buena noticia que Jesucristo comunica a la humanidad, es precisamente que, por El, el hombre puede vivir un vida superior, sobrenatural, porque es superior a la humana: Yo vine para que tengan vida y la tengan en abundancia.

No ha venido el Señor a traernos una vida humana más confortable, ni tampoco para librarnos de los dolores de nuestro caminar cotidiano, como si su misión fuera construir para los hombres un paraíso en la tierra. La "salvación" que Cristo ha traído al mundo, a la que alude el significado de su nombre –Jesús es salvador–, es la libertad de la gloria de los hijos de Dios, como dice san Pablo en su Carta a los Romanos. Ser hijos de Dios, aunque por adopción: no en igualdad de naturaleza como Jesucristo, puesto que somos criaturas; es la consecuencia de acoger personalmente a Jesucristo: a cuantos le recibieron les dio poder para ser hijos de Dios, a los que creen en su nombre, que no han nacido de la sangre, ni de la voluntad de la carne, ni del querer del hombre, sino de Dios.

El Señor vino a la Tierra, se hizo carne en María y nació en Belén, y trajo de su misma vida para los hombres. La vida cristiana es la vida de los hijos de Dios, que supone mucho más que unos comportamientos correctos. No nos basta a los cristianos con cumplir unas leyes, con ser ciudadanos ejemplares, ni tampoco con sentirnos a gusto y en paz con todos. Todo esto y más, ¡claro que es necesario para el cristiano! Pero no basta, si queremos agradar a Dios, con ser lo que solemos llamar "una buena persona": honrado a carta cabal, buen cumplidor en casa y en el trabajo, muy amigo de sus amigos... porque, Dios es verdaderamente Padre nuestro, y un afecto singular del corazón debe mover hacia El nuestra entera existencia. El afecto que se afianza y acrecienta en la intimidad de la oración y en la comunión: En verdad, en verdad os digo que si no coméis la carne del Hijo del Hombre y no bebéis su sangre, no tendréis vida en vosotros.

No queramos "andarnos por las ramas", ocupados en proyectos cortos porque no culminan en Dios como objeto de esos afanes. Busquemos directamente agradarle, amarle, haciendo rendir en su honor las cualidades, los talentos, que hemos recibido de su bondad. Para esto muy a menudo alentaremos los deseos de amarle con obras, en unos minutos de silencioso coloquio con Él junto al sagrario, o donde mejor podamos recogernos en oración.

Nuestra Madre, como nos quiere, será siempre si se lo pedimos, la gran aliada que nos recordará el sentido sobrenatural de nuestra vida. 


Santo Rosario por las Hnas Siervas de los corazones traspasados de Jesús y María Misterios Luminosos - Jueves


Homilías de viva voz por el Padre Nelson Medina,O.P.

(Nota: Haga click en los enlaces para escuchar los audios)

Núm.

Datos

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Más...

1
1996/12/31

El misterio de la Encarnación sólo existe en el corazón que se está divinizando.
00:14:39
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2
1997/12/31

Un día para meditar.
00:10:28
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3
1998/12/31

La misericordia de Dios prolonga los últimos tiempos.
00:21:27
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4
1999/12/31

Hemos contemplado la gloria de Dios.
00:15:00
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5
2002/12/31

Dios se hizo Hombre para que el hombre llegara a ser como Dios.
00:10:41
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6
2007/12/31

Esta noche, es quizás una noche más. Pero, a nosotros, los seres humanos, nos ayuda llevar una cuenta de los años, nos ayuda recordar que el tiempo va transcurriendo. Dios te ha regalado 365 días. ¿En todos esos regalos hay algo que destacar? ¿Qué fue lo que te sucedió este año que no había sucedido antes en tu existencia? ¿O fue un año que se repitió? El tiempo, no es un círculo, no es la repetición, no es el eterno retorno. El tiempo es una flecha, tiene una dirección. El tiempo apunta hacia una plenitud en Dios.
00:15:40
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7
2009/12/31

¡La Theotokos!
00:31:45
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8
2010/12/31

San Juan nos habla de la presencia de muchos "anticristos," pero sus palabras no son un grito de pánico sino un mensaje de esperanza porque lo que quiere es recordarnos la fuerza de la unción que hemos recibido junto con nuestra fe.
00:04:05
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9
2011/12/31

Los cristianos vivimos en el "momento final" porque ya nada aguardamos sino la consumación de la historia con el retorno glorioso de Cristo.
00:04:28
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10
2011/12/31

Ser anticristo es negar la fe en Cristo. por eso asustan menos pero son más peligrosos los numerosos anticristos, especialmente dentro de la Iglesia.
00:08:34
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11
2012/12/31

La Primera Carta de Juan nos deja ver, de modo indicativo, que es verdad la encarnación, y de modo imperativo, que nuestra vida será lucha por defender el amor manifiesto en ese misterio.
00:04:44
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12
2013/12/31

Un buen cristiano hace balance y reconoce qué tiene ante Dios, y qué está ganando y qué ha perdido.
00:04:53
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13
2014/12/31

Sólo permanece en la plenitud de la verdad el que acoge la plenitud de la unción, que no ha sido dada a una persona sino a toda la Iglesia.
00:05:53
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14
2014/12/31

El ejemplo del apóstol Juan muestra la serenidad y firmeza necesarias frente a las herejías.
00:08:42
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15
2014/12/31

¿Por qué en un texto tan solemne, como es el prólogo del Cuarto Evangelio, la única persona humana que se menciona es Juan Bautista?
00:08:33
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16
2015/12/31

Un buen balance en este año que termina nos lo da el examinar estas tres áreas de nuestra vida cristiana: evangelización, oración y actitud de misericordia.
00:05:40
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